El otro día ví en el supermercado unos champiñones enormes que estaban pidiendo a gritos ser rellenados de algo.
Con pescado tienen que quedar buenísimos, pero eso lo dejamos para otro dia, ya que ahora tocaba hacer limpieza de frigorífico y congelador. Un poco de carne picada que estaba congelada, más una lata de paté de la despensa que la pobre iba a morir de aburrimiento y una bola de mozzarella fresca que iba cambiando de balda en el frigorífico sin saber como iban a terminar sus días, han sido los ingredientes perfectos para estos champiñones tamaño Gulliver.
Quería darle un toque crujiente y para eso nada mejor que unos frutos secos. Mis favoritos son los pistachos, luego vienen las nueces de Macadamia y los anacardos y ahora que ha llegado el verano, estoy como loca por comer un helado de pistacho, pero un helado de pistacho bueno, artesano, con trozos y un color verde pistacho apagado, nada de esos verdes fosforitos que necesitas gafas de sol para mirarlo de reojo.
La mozzarella al derretirse en el horno, hace que la carne quede más jugosa. Si no os gusta el queso os recomiendo añadir un par de cucharas de salsa de tomate a la carne picada para que no se seque en exceso en el horno.
7 champiñones grandes
300 gr carne picada ternera
60 gr paté
125 gr mozzarella
50 gr pistachos
Salpimentar la carne y freírla en una sartén con poco aceite. No dejar que se haga del todo ya que sino en el horno se secará mucho. Retirar.
Una vez templada la carne, añadir el paté y mezclar bien, para que se reparta de forma equitativa.
Limpiar los champiñones quitando el pie, pelando el sombrero y recortando un poco el interior dejando más superficie para rellenar.
Cortar la mozzarella en cuadrados y picar los pistachos.
Poner en una fuente de horno los champiñones. Distribuir la carne picada entre todos, añadir unos dados de mozzarella a cada uno de ellos y terminar con los pistachos picados.
Meter al horno 180º, modo ventilador, 15'.
Servir recién hecho.
Puedes ver las fotografías del paso a paso en Ay Inesita.